Ricardo

Luis Ángel
2 min readJan 26, 2022

--

Ricardo era ese hombre lánguido bajo la lluvia. Respiraba la nostalgia con su aura azul marino que lo recubría entero. Siempre sólo, triste, oliendo a cigarro y bebiendo para olvidar que no había nada que recordar, para olvidar que no recuperó ni un segundo de su vida después de que Isabel, su amada Isabel, lo abandonó en el altar de su mente. Estaba sólo desde que nació, tormentos lo invaden como un dardo invade la piel de un globo y lo hacen estallar en llanto, ¿llovía o sólo dejó de sostener las lágrimas que guardaba de aquellas palizas que lo hicieron renunciar a su sueño?

No importa, carajo, no importa porque el día se llenó de una oscuridad más densa que la de sus pupilas y el maldito cigarro no enciende; se empapó entero, junto con el encendedor y sus bigotes tristes. Lo único brillante en él eran los verdes ojos que cargaba, pero ni eso le salvó; nunca resultó útil. Sus piernas le fallaban y temblaba con ligereza. Quería caer, quería dormir, recordó aquella noche que bajo la luz de la luna pensó en tirarse por las escaleras de espaldas para ver si, con suerte, moría. Pero no, sus ánimos habían menguado para lo que sea, y con sus manos llenas de grasa, cabizbajo, se quedó en medio de la nada para seguir siendo ese hombre, el hombre lánguido bajo la lluvia.

--

--

Luis Ángel

Escritor ojiverde amante de mi amorcito. ¡Mucho gusto!