Amnesia (Serie Cúpula Mágica)

Luis Ángel
3 min readMay 27, 2021

--

Ahora mismo no sé qué palabras dirigirte o qué palabras te guardé en este pequeño cofre de amor.

No te preocupes, está bien mantenido, algo roído por el maltrato pero aún vibrante tal y como lo encontraste aquel día. Aún te guardo, ahí, junto a esa masita roja palpitante que despreciaste hace tiempo.

No te preocupes, no te guardo rencor, me regalaste una de las luces más brillantes y disfrutables que he tenido la fortuna de vivir. Tus labios suaves coral que se deshacían con los míos al contacto se mantienen vívidos en mí, al igual que tus apasionantes besos viven en mi piel tatuados con una sangre que me pesa como veneno.

Pasión nos describe- oh, disculpa, se me olvidaba el impostor pudor que aún guardas, entonces,- una llamarada voraz nos describía. La luna, sin ti, era como una roca de particular tamaño con un cansino reflejo. La lluvia, sin ti, era como si las nubes compartieran una ínfima de mi carga y llorasen, desconsoladas, por tu pérdida. Los días, sin ti, eran simples montículos de arena que se desvanecían delante de mis ojos como tiempo.

Y es que, haz muerto tantas veces que me cuesta recordarte con claridad. ¿Quién eres? ¿Esta o aquella? ¿Cuál es la buena? La parda, la escandinava o la morena, no lo sé. Mi desesperación por recordarte me carcome hasta puntos de insomnio, y con lo poco que me importa la vida eso es decir mucho.

¿Quién serás? No me recordarás, definitivamente. Ni siquiera me haz conocido, tal vez con el rabillo del ojo o junto al margen de alguna fotografía tomada por el tiempo. ¿Quién seré yo? Simplemente me carcome quién seré yo. ¿Aquél esclavo, mendigo o rey? ¿Aquél negro, asiático o blanco? No lo sé, me cuesta mucho recordar.

¿Qué habrá sido de ti? Te recuerdo como un destello en mi pecho, tal vez sea la nostalgia que me ciega de la verdad. Diablos, sé que no es difícil recordar pero simplemente no puedo hacerlo. Temo no querer hacerlo. Recuerdo querer olvidar lo que pasó aquella vez que te pude recordar, era un indio, no, tal vez un musulmán, el punto es que estaba acostado sobre un césped verde curioso e irritante, fresco. Al frente mío estaba un lago de agua clara, el cielo nocturno carecía de estrellas y cuando me fije dentro de aquel lago, no encontré nada, o bueno, te encontré a ti dentro de mis ojos.

No tengo nada, amor. Nada que te pueda interesar, tan solo tengo tu reflejo tomado de mis tristes ojos que lloraban por alguien que creí que eras tú, como tantas veces pasó siendo yo un griego, un romano y una larga lista de etcéteras que me faltaría la vida si las mencionase. Y si tuviera algo que te pudiese interesar, no te lo puedo dar, bella mía, pues solo eres un reflejo que tomé desde lo más recóndito de mi ser que anhelaba que fueras cierta, o que yo fuese cierto.

Y en mi corazón vives como en mi corazón vivo, como un resoplo de polvo brillante que adorna con humildad mi pequeño cofre, algo roído por el mal trato.

(Créditos de edición: David Briones)

--

--

Luis Ángel

Escritor ojiverde amante de mi amorcito. ¡Mucho gusto!